La Plaza de San Francisco o Plaza del Cristo se localiza en uno de los extremos del centro histórico de la ciudad, confinando con la vega, y servía de límite entre la parte urbana y rural del municipio. El nombre de San Francisco se debe a la existencia de este convento desde fecha anterior a 1506. Sin embargo, a la plaza se la conoce corrientemente como Plaza del Cristo, pues sin duda, lo que le da más importancia es la presencia en una de sus esquinas del Real Santuario del Cristo de La Laguna, imagen que despierta gran devoción entre los laguneros y, en general, entre todos los canarios.

Frente al convento franciscano de San Miguel de Las Victorias quedó desde el S. XVI un amplio espacio conocido como “Campo de San Francisco” y como “Campo de Santa Clara”, que servía de campo de ejercicios militares de la guarnición del cuartel ubicado en el solar del antiguo Convento Franciscano.

A finales del S. XIX, contaba como única ornamentación, un templete central y una serie de álamos negros. Dicho templete, de 1879 y obra de José Felipe de la Rosa, se define como “gran arco triunfal de cuatro pilares, hecho de madera y lienzo, figurando además mármoles y jaspe, lo que implicaba una gran novedad”. Destacaba su decoración con telas, penachos y banderas sobre la construcción de madera e incorporación de elementos orientales. En 1922 a causa del deterioro, es sustituido por otro templete, realizado en madera y de inspiración gótico-mudéjar, rematado con la típica cúpula con linterna. Contaba con una decoración con motivos musulmanes, a través de formas geométricas, estrelladas y poligonales. En 1935 se inició un templete de cemento armado para ubicar el altar del Santo Cristo en sus fiestas de Septiembre (permanente, no únicamente para las fiestas). Éste último convivió durante algunos años con su antecesor.

En 1959 el Ayuntamiento convoca un concurso para regenerarla, ganando Fernández Rodríguez, Roda Calamita y Toledo Díaz, optándose por una plaza grandiosa, lisa y de pavimento uniforme. Las obras comenzaron en 1962. Se derribó el templete y se procedió a la pavimentación de la plaza con losetas, alternando los colores blanco, rosa y verde, ubicándose en los laterales bancos de piedra.

En septiembre de 1962 el ingeniero Carlos Díaz López presentó el proyecto de instalación de una fuente luminosa y del alumbrado público. La fuente realizada mediante piedra artificial, constaba de una taza superior central, elevada respecto al nivel de la calzada e instalada en un lago artificial rodeado de césped.

En 1998 se realiza una reforma que supone la construcción de un aparcamiento subterráneo, la retirada de la fuente, y el repavimentado con losa catalana. Se renueva el mobiliario urbano y se procede a la replantación de árboles, retirando los antiguos álamos. Por otro lado se colocaron cuatro prismas rectangulares metálicos, diseñados por un escultor valenciano que pretendía rendir homenaje a los primitivos templetes que existían en la plaza, y que fueron retirados en agosto de 2008.

En diciembre de 2007 se instala en la Plaza del Cristo de manera temporal el Mercado Municipal, que aún hoy (2016) permanece en el mismo emplazamiento.

Es una cita obligada para los paseantes ya que, al estar alejada del bullicio de la ciudad, se respira mucha tranquilidad. Sin embargo, este sosiego que caracteriza a la plaza se rompe una vez al año, en Septiembre, al celebrarse en ella las populares Fiestas del Cristo.

Esta gran plaza se sitúa al norte confinando con la vega, entre el antiguo convento franciscano y el extremo del casco histórico de la ciudad.

Se trata de una plaza de forma rectangular en un único nivel, coincidente con el de las calles que la delimitan. Concebida como un amplio espacio continuo y diáfano en el que el mobiliario urbano y arbolado se localiza únicamente en el perímetro de la misma. Actualmente éste carácter se ve distorsionado por la instalación temporal del Mercado Municipal en uno de los laterales de la plaza.

Cabe destacar como espacio asociado, en una de las esquinas, el patio de entrada al Santuario del Santísimo Cristo, al que se tiene acceso a través de tres arcos, conservados del antiguo Convento de San Miguel.

Este lado de la plaza está bordeado por la casa residencia de los capitanes generales de la isla, mandada fabricar por el general Valeriano Weyler; por los pabellones de un cuartel de artillería, y por la casa ocupada por la Esclavitud del Santísimo Cristo. Todo ello cubre el solar en que antes estaba el convento franciscano, hoy desaparecido, y del que sólo queda la iglesia del Santísimo Cristo, con entrada por el citado patio del cuartel.

Gestor Patrimonial Cultural