4 DOMINGO DE CUARESMA

A veces pensamos que el mundo está condenado: ¡hay tanta injusticia, odio, guerras y muertes!. Nos parece que las nuevas generaciones caminan hacia la perdición: ¡viven tan olvidadas de Dios y de la religión!. Sin embargo, el mundo está en buenas manos porque Dios lo sigue mirando con amor infinito. Así dice Jesús:

”Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo”.

Dios sigue ofreciendo la salvación a todos y cada uno de sus hijos e hijas por caminos que a nosotros se nos escapan. Ésta es la esperanza que hemos de comunicar a todos: DIOS NOS AMA. NO BUSCA NUESTRA CONDENACIÓN SINO NUESTRA FELICIDAD.

Domingo IV de Cuaresma B – 14-3-21

Juan 3, 14-21

PRESENTACIÓN Y COMENTARIOS DE ASUN GUTIÉRREZ

Los textos a veces un tanto complicados y llenos de expresiones que nos pueden resultar difíciles, nos conducen a un mensaje luminoso determinante:

DIOS ES COMO LO HEMOS CONOCIDO EN JESÚS

Hoy deberíamos dedicar un tiempo a la acción de gracias por el conocimiento de Dios.

Situarnos en presencia de Dios y sentirnos bien, con gran alivio.

Y dar gracias al Padre por Jesús.

Sin Él no habríamos llegado a entender a Dios, ni a sentirnos hijos queridos.

Nuestra vida estaría todavía enzarzada en culpas y méritos, en miedos y castigos.

Jesús es el que nos ha liberado de todo.

José R- Ruiz de Galarreta

 

Dijo Jesús a Nicodemo:

El texto, exclusivo del cuarto evangelio, es un fragmento de la conversación nocturna con Nicodemo. El primer intelectual convertido a la fe cristiana.

Acude a Jesús “de noche“. Puede referirse tanto a la noche física porque no quiere que lo vean acercarse a Jesús, como a la oscuridad interior porque no entiende, está perplejo ante los signos de Jesús.

Jesús le va hablando, a Nicodemo y también a nosotr@s, del sentido de la vida, de Dios y de su gran amor al mundo, de la salvación para tod@s, de la luz y de las tinieblas, de vivir en la verdad... Nicodemo no hizo el viaje en balde, no salió defraudado de aquel encuentro con Jesús.

Hablar con Jesús siempre proporciona luz y paz.

 

14 Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, 5 para que todo el que crea en él tenga vida eterna. 16Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

El amor de Jesús, su vida, su entrega, son la norma y el ejemplo para que el ser humano alcance su plenitud. Lo que sana y da vida es el amor. Lo que salva es la vida impulsada por el amor a l@s demás.

Creer es la respuesta al inmenso amor de Dios. La reciprocidad del amor.

Cada gesto, cada palabra de Jesús manifiesta cómo es Dios. La fe supone acoger ese amor que nos libera de toda opresión, que nos da –desde hoy,desde ahora- la vida, nueva, plena, eterna

 

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él.

El amor de Dios es universal, alcanza a toda la humanidad. El propósito de su amor es que el mundo, y cada ser humano, tenga vida digna, libre y feliz.

El Dios de Jesús no es quien castiga nuestros errores, sino el que nos libra de ellos.

 

No deja de ser Salvador-Liberador para convertirse en juez, al estilo de nuestra mentalidad jurídica.

Si creemos, si estamos plenamente convencidos de que el centro de nuestra fe no es el juicio, el castigo, el miedo, la condenación; si sabemos y creemos que el centro de nuestra fe es que Dios, en Jesús y por Jesús, crea, libera, salva de todo lo que impide ser feliz… a toda la humanidad, ¿no deberíamos de creerlo de verdad, repetirlo y escucharlo más veces y con más conocimiento y claridad?

 

18 El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree en él, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios. 19 El motivo de esta condenación está en que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque hacían el mal.

Creer no es un concepto o una doctrina, es un acto de confianza y amor.

Creer en Jesús es el mayor estímulo y la mejor orientación para vivir en plenitud.

Es sentirse amado, descubrir nuevas posibilidades, nuevas fuerzas, nuevos horizontes, nuevo sentido a la vida cotidiana, es sentir que en todo momento nos está liberando de lo que no nos deja crecer, de lo que nos esclaviza y nos agobia.

Jesús no condena a nadie ni deja de amar y de creer en las personas.

La oferta de salvación universal pone en “crisis” a todo el mundo, coloca al ser humano en una situación crítica: la necesidad de decidir, optar, elegir en cada momento.

La fe, la increencia, son temas recurrente en el Cuarto Evangelio.

Jesús nos invita a ser “hijas e hijos de la luz”, en nuestra vida, viviendo y practicando como Él, las obras de la luz: el amor, la fraternidad, la lucha contra la injusticia…

Una humanidad justa y feliz solos posible basada en la bondad y en el amor, no en la ley, el masoquismo, el egoísmo, la culpa, el miedo…

 

20 Todo el que obra mal detesta la luz y la rehuye por miedo a que su conducta quede al descubierto. 21 Sin embargo, aquel que actúa conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que todo lo que él hace está inspirado por Dios.

Hacemos mal en acudir a las velas, cuando resplandece la luz del sol

José E. Ruiz de Galarreta

Nuestras obras revelan nuestro amor por la Luz, nuestra fe en Jesús.

No hay luz más poderosa que la del ser humano que contagia, con sus palabras y con su vida, bondad, alegría y amabilidad, solidaridad… Como Jesús.

Esta explicación teológica del evangelista nos repite que Jesús revela a un Dios que es Padre/Madre, la mejor Noticia, la respuesta a lo que más deseamos: luz, vida, liberación, ternura, acogida, compasión, amor gratuito e incondicional...

Mirando a Jesús sabemos cómo es su Dios.

 

AMOR DE DIOS

Todo lo que me ronda es el amor de Dios visible.

Su amor ha tomado esta forma

de lago, de hierba, de brisa, de luz…

Todo está dispuesto por Dios para mí.

Cada imagen delante de mis ojos es

SU AMOR SIEMPRE PRESENTE…

E. Cardenal