El último franciscano. La Opinión de Tenerife. 29.07.2010

El rector del Cristo, González Ferrera, y los otros cuatro frailes de la orden abandonan La Laguna l La congregación de San Francisco deja el convento matriz tras 500 años de historia

El presbítero franciscano Francisco Manuel González Ferrera, ayer en la iglesia del Santísimo Cristo.

El presbítero franciscano Francisco Manuel González Ferrera, ayer en la iglesia del Santísimo Cristo. / manuel lérida

"He sido el primer rector del Cristo del siglo XXI y me toca ser el último de la orden franciscana", reflexionaba ayer mientras hacía las maletas Francisco Manuel González Ferrera, quien durante los últimos nueve años ha sido el superior del Convento de San Miguel de las Victorias y rector del Santuario del Cristo de La Laguna que se ubica en su interior. Emocionado, el sacerdote aseguró que en esta última etapa de su labor pastoral ha sido "enormemente feliz" en el santuario, "que tanta devoción despierta entre los laguneros". "Esta experiencia ha sido la Edad de Oro para mí".

La trascendencia de la marcha del presbítero González Ferrera, y de los cuatro frailes que habitaban con él el convento de la Plaza del Cristo, radica en la extensa historia que dejan detrás. La Orden Franciscana abandona esta semana La Laguna después de 500 años de presencia interrumpida en la ciudad. Llegaron durante la Conquista junto al Adelantado Álvarez de Lugo, que era devoto de San Miguel Arcángel y deseaba que su convento en la Isla estuviera en manos de los franciscanos, ya que San Francisco de Asís también era devoto de San Miguel. Desde entonces, los frailes hicieron del convento, y del Santuario del Cristo que alberga en su interior, su casa matriz en Tenerife.

Marcha dolorosa
El rector del Cristo no rompió ayer su rutina cotidiana, a pesar de que era su último día en la Isla. Celebró sus dos misas diarias y cumplió con todas sus obligaciones mientras terminaba de ordenar sus pertenencias. Durante la misa del mediodía se congregaron cerca de medio centenar de fieles, muchos de ellos ajenos a su marcha.

Otros, en cambio, se acercaron para confesar sus pecados al cura a sabiendas de que sería la última vez o prefirieron acercarse a la sacristía para decirle simplemente adiós. "Prefiero irme así. No me gustan las despedidas ni los agasajos multitudinarios", confesaba el sacerdote, mientras luchaba contra un catarro inoportuno por culpa del clima cambiante de la ciudad. "Aunque no lo demuestre, me duele irme", reconoce.

En un día en el que se cierra un capítulo tan importante, era inevitable hacer balance. Para el religioso, estos nueve años entre los laguneros han sido "inolvidables" tanto para él como para los feligreses. "Yo creo que nos echarán de menos puesto que el estilo propio que tenemos los franciscanos ha contagiado a esta Casa con un carisma diferente".

"Somos cercanos y capaces de pregonar con júbilo", detalla. Según él, a esa alegría se une la "sencillez" a la que recurren para "hablar el mismo lenguaje de la gente", usando un discurso "muy llano" y haciendo que todos los fieles "se sientan queridos". Durante estos años, ha sido testigo de "una devoción por el Cristo que se extiende por todas las Islas". "El Cristo emociona hasta las lágrimas y hace que la gente vuelque su corazón en él", precisa el sacerdote.

Justamente en esta pasión es la que dice que se sustenta una congregación de fieles muy participativa, "que hace que una misa de un día cualquiera entre semana tenga entre 60 y 100 personas". "En este mundo moderno, llama la atención ver una iglesia con tanta gente un día entre semana a las doce del mediodía", subraya.

Pero ni siquiera este fervor por el Cristo lagunero, expresado por los creyentes y muy en especial por la Esclavitud del Cristo, la hermandad más antigua y la más influyente, ha podido frenar la inevitable marcha de la congregación más antigua de la ciudad de los conventos. 
Preguntado por el porqué de la marcha de la congregación, el presbítero opta primero por una respuesta filosófica: "Todo en la vida tiene un principio y un final". Pero la verdad es que la historia de los franciscanos en La Laguna llega a su final justo hoy a causa de un proceso de reestructuración por falta de un relevo generacional en la mayoría de sus monasterios, que los obliga a replegarse abandonando lugares tan emblemáticos como el templo del Cristo lagunero.

La llamada de Dios
Paradójicamente, muy cerca de los frailes, en la sede del Obispado de Tenerife, se daban cita ayer 80 seminaristas de toda España. Durante el encuentro, el director de la Comisión Episcopal de Seminarios, Ángel Pérez, afirmaba convencido: "Dios sigue llamando. La fe no está en crisis". Sin embargo, la escasez de jóvenes con vocación religiosa ha empujado casi a la desaparición a la congregaciones con más tradición en el casco de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad. "Los hermanos crecemos en sabiduría y en gracia divina, pero también en edad", apuntaba risueño el padre franciscano, para añadir: "Muchos de los hermanos son mayores y ya no podemos mantener todo lo que teníamos por el simple hecho de que no somos suficientes".

En la decisión de su marcha de Aguere, la jerarquía eclesiástica también ha tenido en cuenta que el recinto no pertenece a los franciscanos. "Con la amortización de Mendizábal, ciertos conventos fueron traspasados a organizaciones laicas. En este caso, la propiedad está en manos de la Esclavitud del Cristo. Eso también ha influido, porque si quedamos pocos tenemos que centrar los esfuerzos en nuestros monasterios", explica.

Francisco Manuel González Ferrera llegó a Tenerife desde su Extremadura natal. Después de nueve años al frente del convento, considera que "ahora toca descansar y centrarse en el trabajo como sacerdote". "Esta ha sido una experiencia muy agradable y de mucha responsabilidad con la que uno siempre sueña", afirma sobre su etapa en Aguere.

Su entrega a una comunidad religiosa consagrada a la austeridad como ésta no le impidió nunca tener aspiraciones. "A los sacerdotes nos pasa como en todas las profesiones: cuando terminé la ordenación pensé que iba a salir y me iba a comer el mundo", recuerda. Con ese ímpetu y su vocación inició su andadura como sacerdote de la parroquia del convento de Guadalupe, en Extremadura. Después fue designado superior en el convento de San Pedro de Alcántara, en Santa Cruz de Tenerife, y en 2001 se trasladó al de La Laguna, en el que además sumó al cargo de superior el de rector del santuario.

En estos años asegura haberse "entregado al Cristo" y a la pastoral del santuario, "que siempre es diferente a la de una parroquia", más en este caso, en el que señala que existe "una diversidad enorme entre la comunidad de fieles". Con una mirada histórica y nostálgica, el cura recuerda que esta fue la primera sede de la orden en Tenerife y ahora "le toca ser la primera que sufra el ocaso".

El Obispado de Tenerife ha designado como nuevo rector del Santísimo Cristo al tinerfeño Carlos González. El padre Francisco Manuel se marcha al monasterio de la Rábida, en Huelva, cercano al puerto de Palos. Este paraje es famoso por haber albergado a Cristóbal Colón antes de que partiera al descubrimiento de América.

Cinco siglos y centenares de miles de misas, bodas y bautizos después, los franciscanos dicen adiós. Este domingo, el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, oficiará una misa de despedida en el Cristo a la que el padre González Ferrera no podrá asistir, aunque sí lo harán otros de los frailes.

La Laguna celebra el Día Grande de las Fiestas del Cristo. La Opinión de Tenerife. 16.09.2010

El municipio tinerfeño de La Laguna celebra este martes el Día Grande de las Fiestas en honor del Santísimo Cristo de La Laguna

A partir de las 10.00 horas dará comienzo el disparo de las tradicionales Salvas a la salida del pendón de la ciudad desde las Casas Consistoriales, para proceder a su traslado a la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción (actual sede catedralicia) e incorporarse a las celebraciones religiosas principales acompañado por las autoridades civiles y militares.

A las 11.00 horas, la plaza del Cristo recibirá la representación oficial de la Casa Real que ostentará el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, al que se le hará entrega del bastón de plata de la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud.

A continuación dará comienzo la solemne celebración eucarística presidida por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla y el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, Bernardo Alvarez.

La Santa Misa será cantada por los coros del Orfeón La Paz y Epifanía dirigidos por Juan Ramón Vinagre y María Vianney Contreras, tras lo cual tendrá lugar la procesión del retorno.

Los actos populares congregarán a los más pequeños a partir de las 16.00 horas, con la tradicional tarde de Feria en la plaza del Cristo y alrededores y a las 18.00 horas, Toby Show ofrecerá una de sus actuaciones para los más pequeños en el escenario infantil.

Ya a partir de las 23.45 horas, comenzará el esperado espectáculo de fuegos desde el risco de San Roque. Estos anunciarán la llegada del Cristo a la plaza tras su procesión por las calles de la ciudad, que a su paso por la Concepción harán un alto para asistir a una exhibición simbólica de fuegos fríos --ruletas y cascadas-- en el entorno de la iglesia.

Las pirotécnicas que participan en este espectáculo son El Carmen, de Güímar, Hermanos Pérez Cabrera de La Palma, Fire Works Tenerife, de La Laguna y Hermanos Toste, de Los Realejos. A la entrada de la imagen del Santísimo Cristo en su Real Santuario, se procederá a la tradicional quema de la traca, confeccionada un año más por la pirotécnica Hermanos Pérez Cabrera, de La Palma. Y después de medianoche, se celebrará un baile popular en la plaza del Cristo. Al día siguiente, miércoles 15 de septiembre, a partir de las 21.30 horas, el recinto festero acogerá el Festival de Danza, organizado un año más por la Escuela de Danza de La Laguna, bajo la dirección de Lenita Lindell.

El tiempo da una tregua al Cristo. La Opinión de Tenerife.22.09.2010

Cientos de personas acudieron a la plaza de San Francisco para asistir con una semana de retraso a la exhibición pirotécnica por la festividad del Santísimo

La exhibición pirotécnica llenó de luz el cielo de La Laguna.

El mal tiempo dio anoche una tregua a los actos que celebra el municipio en honor del Santísimo Cristo de La Laguna. Aunque la Agencia de Estatal de Meteorología avisaba de la posibilidad de que se registraran fuertes precipitaciones en la noche de ayer, las nubes decidieron que no descargarían su agua hasta que no se quemaran los fuegos del Cristo.

Cientos personas pudieron disfrutar, por fin, de la esperada exhibición pirotécnica que llenó de luz y color el valle de Aguere. El pasado 14 de septiembre, día grande de las Fiestas del Cristo, la Esclavitud decidía cancelar la procesión prevista por las calles del casco histórico de la ciudad y el Ayuntamiento lagunero suspendía los fuegos debido a la niebla.

Sobre las 20:00 horas daba comienzo en el Santuario del Cristo la eucaristía, tras la que tenía lugar procesión de la Octava, donde la venerada imagen recorrió los alrededores de la plaza.

Mientras el Santísimo hacía su pequeña procesión, cientos de personas bien abrigadas ya se empezaban a arremolinar en los alrededores del Cristo para poder disfrutar de la exhibición pirotécnica. En torno a las 22:15 horas, daba comienzo la quema de los fuegos artificiales desde la montaña de San Roque. Este año, los encargados de arrancar aplausos y sonoras exclamaciones de los asistentes fueron las pirotécnicas El Carmen (Güímar), Hermanos Pérez Cabrera (La Palma), Tenerife Fire Works (La Laguna) y Hermanos Toste (Los Realejos). 
Además, tampoco faltó la tradicional traca.