Por Juan Tous Meliá (Publicado en El Día / La Prensa el 12 de agosto de 2017).

 El 27 de julio de 1496 se fundó la ciudad de San Cristóbal de La Laguna pues “en este día se ganó esta isla y por ello esta ciudad se llama de Sant Chistóval”  Antiguas ordenanzas de la isla de Tenerife, recopiladas por Núñez de la Peña, Edición de J. Peraza de Ayala, 1935, reedición en 1976). Sin embargo, el día de San Miguel es aquel en que “se ganó la dicha isla de Thenerife” (diploma de concesión de escudo de armas por Fernando el Católico en nombre de la reina Juana de 23 de marzo de 1510).
 
          La festividad de San Cristóbal fue celebrada durante siglos por la iglesia romana el 25 de julio. No obstante, en algunos lugares de España se trasladó al día 10, con ocasión de haberse convertido en ese día los judíos de una sinagoga siguiendo los consejos de san Vicente Ferrer.
 
          Es posible que el patronazgo de san Cristóbal se instituyera desde que se terminó la conquista de la isla de Tenerife y que comenzara a celebrarse como fiesta de guardar poco después de 1506, ya que, en las constituciones sinodales de la diócesis de Canarias de ese año, el obispo Diego de Muros las relaciona así para el mes de julio: “Santa María Magdalena el 22 (de julio), el 25 Santiago y el 26 Santa Ana (Manuel Rodríguez Mesa y Jesús Pérez Morera en La Laguna y San Cristóbal, 1996, p. 19).
 
          ¿Por qué se celebra el día 27 de julio? La repuesta nos la da Juan Núñez de la Peña: “...y porque en el día veinte y cinco de Julio no se puede celebrar por preferir el Apostol Santiago, quedó assentado se hiziesse el día después de Sancta Ana como oy se haze” (Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria, Imprenta Real, Madrid, 1671, p. 171).
 
          Con motivo de la festividad de San Cristóbal de 1949 el catedrático Elías Serra Ràfols dio a conocer en el programa de fiestas, mediante reproducción gráfica y cuidada trascripción, el interesante diploma antes citado –que entonces se conservaba en el archivo histórico de la ciudad y ahora vuelve a conservarse – tras varios años en el salón de plenos, con el título “Fernando el Católico concede armas a la isla de Tenerife. Madrid, 23 de marzo de 1510”. El artículo fue repetido en la Revista de Historia nº 86-87 de ese año (págs. 239-246), autorizado por el alcalde Narciso de Vera Marrero. El artículo no resuelve la duda sobre cuál de las fechas es más verídica, pero dice que para entender el embrollo hay que tener presente el carácter meramente simbólico que debieron de tener estas fechas.
 
          También habla de una reliquia que “por su valor emotivo y simbólico merece los honores con que es exhibida”. Se refiere al blasón que formó parte del primer estandarte, que describe así: “Su primer cuartel es Castilla; el segundo Jerusalén; el tercero Aragón–Sicilia; el cuarto es León y, en punta, Granada. Es posterior a la conquista de Granada (1492) y se inspira en modelo anterior a la muerte de la gloriosa Reina de Castilla (1504); pues, en otro caso, reinando su hija no podrían omitirse las armas de Austria-Borgoña y menos en tiempo del Emperador. No hay motivo concreto para rehusar la creencia que este estandarte primitivo que llevó esas armas sea el que traería consigo Alonso de Lugo”.
 
          Analicemos sus palabras. El blasón pudo estar en vigor antes de 1512, fecha en que se produce la incorporación de Navarra a la Corona y posterior al 23 de enero de 1504, día en que se incorpora Nápoles a la corona de Aragón, representado en el tercer cuartel por Aragón dos Sicilias (citra et ultra Farum), y por Jerusalén-Hungría en el segundo cuartel.

Doblones 1504 CustomDucado de oro de 1504

(En el anverso los bustos enfrentados de los Reyes y la frase

QUOS DEUS CONIUNXIT HOMO NON SEPARET

En el reverso el escudo con las armas de la unión y en orla

sus nombres: Fernandus & Elizabet)

La incorporación de Nápoles se produjo unos meses antes de la muerte de Isabel la Católica (26 de noviembre de 1504) y viene avalada por el escudo que figura en una moneda de un ducado acuñada por los Reyes Católicos en 1504 (JoséMaría de Francisco Olmos, La moneda napolitana de Fernando el Católico, Documento Propagandístico de la unidad de las coronas, en Revista General de Información y Documentación,  vol. II, 2, 2001, pp.141-162).
 
          Al estudiar el viejo pendón observamos que en el segundo cuartel la cruz patada de Jerusalén es de color rojo sobre oro, en lugar de oro sobre plata, y no está flanqueada de otras cuatro menores; en el tercer cuartel sólo figura una sombra de las águilas de Suabia; y, en el cuarto León es de oro sobre plata, en vez de púrpura sobre plata.
 
          Faustino Menéndez Pidal define ese pendón así: un escudo cuartelado de Castilla(1), partido de Jerusalén y Hungría (reino de Nápoles) (2), partido de Aragón y Aragón Sicilia (3) y León (4), entado en punta de Granada (Real Academia de la Historia, Isabel la Católica vista desde la Academia, 2005, p. 124).
 
          El primitivo pendón o su diseño pudo llegar a Tenerife a lo largo de 1504 y utilizarse, una vez compuesto, en la proclamación de Juana como reina de Castilla (20 de febrero de 1505). Ese día, Fernández de Lugo mandó sacar de la iglesia de la Concepción un pendón que tenía castillos, leones y una granada (Acuerdos del Cabildo de Tenerife, vol. II, 1508-1513). Después de la muerte de la reina Isabel dejaban de ser las armas de los Reyes Católicos, para ser sólo las de Fernando como rey de Nápoles.

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Reconstrucción de las armas adoptadas por Fernando II de Aragón como rey de Nápoles, 

basada en el ducado de oro arriba reproducido: un cuartelado1,4, contracuartelado de Castilla y León;

2 Aragón partido de Jerusalén partido de Hungría; e Aragón partido de Aragón-Sicilia, entrado en punta de Granada.

A la derecha blasón que figura en la parte superior derecha del pendón que se custodia en el -Ayuntamiento de La Laguna.

 Estudiemos con un poco de detalle el período que abarca desde 1504 a 1512:
 
1ª regencia de Fernando
 
          Tras la muerte de Isabel, las primeras Reales Provisiones emitidas el 26 de noviembre de 1504 se intitularon así: “Doña Juana, por la gracia de Dios, reyna de Castilla, de León, de Granada, de Toledo, de Galizia, de Seuilla, de Córdoua, de Murçia, de Jahén, de los Algarbes, de Algeziras, de Gibraltar y de las Yslas de Canaria, señora de Vizcaya e de Molina, prinçesa de Aragón, archiduquesa de Avstria, duquesa de Borgoña…Yo Miguel Pérez de Almazán, secretario la fize e escriuir por mandado del señor rey, administrador y governador destos reynos por la reyna nuestra señora”.
 
          En el texto no figura el rey consorte Felipe el Hermoso (había contraído matrimonio el 20 de octubre de 1496) ni los dominios americanos; seguramente se pretendía alejar a Felipe y a su séquito de los asuntos de las Indias (Antonio José García Sánchez, Reinar sobre el papel: sellos de placa de Juana I de Castilla durante la primera regencia de Fernando el Católico, en Revista de Humanidades, nº 22, art. 6, mayo-agosto de 2014, p. 138-140), pretensión que todavía se valora en la historiografía alemana, según pude constatar en una reciente exposición que tuvo lugar en Berlín sobre la figura del emperador Maximiliano de Austria.
 
          La presencia de grifos se interpreta por los estudiosos de la sigilografía como un sello de neta tradición aragonesa. El sello no hace referencia al reino de Nápoles, ni a Jerusalén. En el período en que la reina Juana únicamente fue reina de Castilla y León, entre 1504 y 1516, desde la muerte de su madre Isabel I al fallecimiento de su padre Fernando V, en el ámbito de la Casa y Corte se usaron hasta cinco tipos distintos de sellos reales para validar documentos expedidos en su nombre (ibíd, p. 132).
 
          El rey Fernando proclamó reina de Castilla, en la plaza de Medina, a su hija Juana y convocó a los procuradores de las ciudades con voto a las Cortes de Toro en 1505, donde se juró reina a doña Juana y se reconoció a Fernando como gobernador y administrador de Castilla, por ausencia de su hija que se encontraba en los Países Bajos

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Jetón (pieza acuñada sin valor utilizada como ficha de cuenta) de cobre de 1505

En el anverso la leyenda POUR LA REYNE DARRAGON y su escudo flanqueado por las iniciales F y G.
En el reverso una cruz arqueada rematada por florones y la leyenda GARDEZ VOUS DE MALCONTER (Guardaos de cometer errores en los cálculos).
Partido, a la izquierda armas de Fernando: cuartelado 1º,4º Castilla/León; 2º,3º Aragón/Aragón/Sicilia, entado deGranada. 
A la derecha, armas de Germana: Partido 1º Jerusalén, Navarra y Foix; debajo Bearne y Evreux; sobre el partido escusón de Bigorra; 2º cuartelado en aspa de Aragón, Castilla y León
Pieza propagandística para ensalzar el matrimonio y la cesión de Luis XII a Germana de los derechos dinásticos de Mápoles y Navarra
(web Numisarchives)

La estrategia diplomática del rey Fernando consistía en presentarse en los documentos como gobernante del reino en nombre de su hija y por voluntad de la difunta reina Isabel (Ibid, p. 136). No obstante, la situación internacional se volvía en su contra y veía peligrar el reino de Nápoles, que tanto le había costado conquistar; reaccionó con rapidez y habilidad y propició un acercamiento a Francia que culminó con el tratado de Blois (12 de octubre de 1505) por el que se acordaba el matrimonio con Germana de Foix, sobrina de Luis XII, y éste cedía los derechos dinásticos, que creía tener, sobre el reino de Nápoles y de Navarra a su sobrina (a pesar de que ya Fernando tenía soberanía sobre Nápoles).Con gran disgusto de la nobleza castellana, el matrimonio se celebró por poderes el 19 de octubre de 1505; las velaciones tuvieron lugar en Dueñas el 18 de marzo del año siguiente. El matrimonio tuvo una efímera descendencia: el 3 de mayo de 1509 nació Juan de Aragón, que falleció a las pocas horas.
 
          Ante el empeño de Felipe el Hermoso de no aceptar ser rey consorte, se firmó la Concordia de Salamanca el 24 de noviembre de 1505, que establecía el gobierno conjunto de Castilla de Juana y Felipe como reyes propietarios, y de Fernando como gobernador perpetuo (Elías Rodríguez Rodríguez, La concordia de Villafáfila. 27 de junio de 1506, en Studia Zamorensis Segunda Etapa, 1999, p. 111). La reina Juana acompañada de su esposo regresó a Castilla el 26 de abril de 1506.

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A la izquierda, el Escudo de Armas de la Reina Juana 

A la derecha, el Escudo de Armas de Felipe I 

Ante la pretensión de Felipe de gobernar en nombre de su mujer, pues no le parecía suficiente la Concordia citada, con el apoyo de parte de la nobleza castellana, Fernando tuvo que ceder a las exigencias de Felipe en la Concordia de Villafáfila (Zamora), celebrada el 27 de junio de 1506, y se retiró a sus dominios. El 12 de julio de ese año Felipe fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Valladolid con el nombre de Felipe I y el matrimonio pasó a reinar en Castilla, pero el 25 de septiembre de ese año muere Felipe I el Hermoso.
 
2ª regencia del rey Fernando
 
          Ante la presunta incapacidad de Juana para reinar, se formó un Consejo de Regencia presidido por el cardenal Cisneros, pero se percibía un vacío de poder, por lo que, a instancias del cardenal y a la imposición de un poderoso grupo de nobles dirigidos por el duque de Alba, se convino que el rey Fernando asumiera de nuevo el gobierno de Castilla. Don Fernando se encontraba en Nápoles, su nuevo reino, del que regresó en julio de 1507 y volvió a asumir el gobierno de Castilla.
 
          Debido a la formación de camarillas, en febrero de 1509, la reina Juana fue encerrada en el palacio-cárcel de Tordesillas, donde permaneció hasta su muerte acaecida el 12 de abril de 1555. La regencia de don Fernando se prolongó hasta su muerte en Madrigalejo, el 23 de enero de 1516.
 
          Durante la segunda regencia las Reales Provisiones se intitularon así: “DOÑA JUANA POR LA GRACIA DE DIOS Reina de Castilla, de León, de Granada, de Toledo, de Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algezira, de Gibraltar, e de las islas de Canaria e de las Indias, islas e Tierra firme del mar Oceano, Princesa de Aragón e de las dos Secilias, de Jerusalem, Archiduquesa de Austria, Duquesa de Borgoña e de Bravante, etc., condesa deFlandes e deTirol, etc., Señora de Vizcaya e de Molina, etc. Por quanto…. Madrid a veinte e tres días delmes de março año del nascimienlo de nuestro Salvador Jesucristo de mil e quinientos diez años.=Yo el Rey=Hay un escudo pintado=Yo Miguel Peres de Almaçán Secretario de la Reina nuestra señora la fize escrevir por mandado del Rey su padre”.
 
          Habíamos elegido esta carta por la que se concede la merced de armas a la isla de Tenerife, ya que en ella dice: “carta escripta em pergamino de cuero e firmada del Rey mi señor e padre e sellada de mi sello de cera colgado de unos cordones”, con la intención de inspeccionar el sello de placa y comparar el blasón que figuraba en el sello, pero en el pergamino sólo había unos taladros que permiten afirmar que de ellos colgaron los cordones que sostenían el sello de cera [agradecemos al director del Archivo Municipal de La Laguna, Luis González Duque, el habernos facilitado el acceso al documento, que ya no se encuentra en el salón de plenos, sino perfectamente protegido de los agentes atmosféricos].
 
          No obstante, hemos continuado las pesquisas y hemos localizado varios sellos de placa entre 1508 y 1516 en el citado archivo. Son prácticamente idénticos, pero ninguno es equivalente al del viejo pendón. Hemos elegido el que parece mejor conservado y casi idéntico al de la reina Juana que figura más arriba.
 
Celebración de la fiesta
 
          La primera mención sobre el pendón es la proclamación de Juana como reina de Castilla (20 de febrero de 1505). Ese día, Fernández de Lugo mandó sacar de la iglesia de la Concepción un pendón que tenía castillos, leones y una granada (Acuerdos del Cabildo de Tenerife, Vol. II, 1508-1513).
 
          Podemos afirmar que el Pendón Real participó en todas las proclamaciones que tuvieron lugar en La Laguna: Carlos I (1516), Felipe II (1566), Felipe III (1599), Felipe IV, (1621), Carlos II (1666), Felipe V (1701), Luis I (1724), Fernando VI (1747), Carlos III (1760), Carlos IV (1789), Fernando VII (1808), Isabel II (1833) (Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna, en Revista de Historia Canaria, varios números entre 1944 y 1960).
 
          Uno de los documentos más antiguos localizado es el Expediente relativo a los derechos del alférez mayor perpetuo de la isla, instruido por pretención del titular Francisco de Valcárcel de nombrar un teniente suyo para sacar el pendón real el día de San Cristóbal (expediente iniciado en 1559 y cerrado en 1604, Archivo Municipal de La Laguna, Sig.: Inspección militar, I-V, 3). En el expediente se describe el acta que se levantó en estos términos: “la bandera general desta isla es de tafetán blanco y azul y amarillo e con una cruz colorada”.
 
          El 25 del mismo mes de enero de 1561, el mayordomo del concejo, Juan Sánchez de Zambrana, entregó a Valcárcel el estandarte real, el acta dice: “Tiene de un cabo la imagen de la Virgen Nuestra Señora de Candelaria y de otra parte las armas reales y la punta larga, de tafetán colorado” y el guión real, con “las armas reales de Castilla, bordado de oro e seda e plata y guarnición amarilla”.
 
          En opinión del Dr. Serra Rafols pudiera ser venerable resto procedente del estandarte real o del guión real el escudo que aún figura en el ángulo superior de la enseña que con tan honroso celo custodia el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna.
 
          La representación de imágenes junto al pendón real debía de ser una práctica habitual. Hemos rescatado del plano del castillo de San Cristóbal, de Santa Cruz de Tenerife, levantado en c.1743 por Antonio Riviere, la bandera blanca de la casa de Borbón. En ella está representado el escudo real simple, flanqueado por san Miguel y san Cristóbal.
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Bandera blanca de la Casa de Borbón

 Por deterioro del estandarte en el siglo XVII, se confeccionó uno nuevo de damasco rojo (2,54 x 1,55 cm) al que se le bordó en el centro el escudo real utilizado por Felipe III (1598 – 1621) y Felipe IV (1621 – 1665) con el escusón de Portugal (hasta el 1 de diciembre de 1640, Dia da Restauração, aunque se prolongó su uso en la heráldica de los reyes españoles) y en el ángulo superior derecho se le añadió el estandarte de los Reyes Católicos antes descrito.
 
          Cuando la fiesta de San Cristóbal estaba consolidada, en 1671, Núñez de la Peña decía: “Como oy se haze por el noble y magnifico Ayuntamiento, y en ella se saca el Pendón Real con las Armas Reales, el qual lleva el Alférez mayor, y tocando caxas y clarines”. (Ob. Cit p. 171).
 
          En 1753, la familia Valcárcel seguía conservando el derecho a custodiarlo, pues era abanderado el alférez mayor Francisco Nicolás de Valcárcel (AMLL, 2.- 1753).
 
          En 1760, escribía Lope Antonio de la Guerra y Peña en sus Memorias: “Fue la última conquistada el año de 1496 a 25 de julio día del Apóstol Santiago, i San Crhistóval martyr a quien desde entonces se tomó por Patrono de este pueblo i cuya fiesta celebra cada año el Muy Ilustre Ayuntamiento el 27 de dicho mes de guarda en él .Házela alternativamente en las iglesias parroquiales asistiendo víspera i día i lleva el Alférez mayor el Real Estandarte, que se levantó en la conquista y en su falta el Regidor Decano” (Memorias de Don José Antonio de la Guerra i Peña, Ed Cabildo de Gran Canaria, 2002, p. 76).
 
          Y en 1798, hay una carta del general Gutiérrez disponiendo vaya un piquete a hacer los honores al Pendón de la Ciudad en la festividad de S. Cristóbal (AMLL. C-V: Cartas div.: 3, nº 88).
 
          Al parecer, la celebración de la fiesta languideció, pues son pocos los fondos documentales localizados de la primera mitad del siglo XIX. En el Archivo Militar Intermedio de Canarias (AIMC) hemos localizado los siguientes: el 17 de septiembre de 1859, el capitán general accidental del Distrito (Canarias) dirigió escrito al comandante del Batallón Ligero Provincial de la Laguna en el que le solicitaba informe prevenido sobre el origen de los honores militares que se hacen al Pendón que conserva el Ayuntamiento de La Laguna y solicitaba antecedentes sobre el particular. La contestación entre otras cosas decía: “El Ayuntamiento de esta Ciudad ha interrumpido de algunos años a esta parte la práctica que antes observava de invitar a las autoridades y Gefes militares para asistir a la citada función religiosa” (AIMC, Caja 401, Exp. Nº 1.878).
 
          Seguramente a partir del año siguiente se reanudó esa práctica. Pues La Laguna, al perder la capitalidad, se sumergió en un letargo del que despertaba en los meses de julio y agosto con la presencia de las más importantes autoridades, ya que “el Ayuntamiento asumía el alquiler de casas con destino al Capitán General y al Gobernador civil”.
 
          La antesala de la temporada era el Corpus y su verdadero inicio coincidía con las fiestas de San Cristóbal, en las que se conmemoraba la fundación de la ciudad, un 27 de julio (Gregorio Cabrera Déniz, La Laguna en el último cuarto del siglo XIX, 1993, p. 120).
 
          En el citado archivo se conservan también los fondos del siglo XX relativos a este tema (AIMC, FHC, caja 465 exp. 2576). En una carpetilla titulada: Honores al Pendón de la Laguna que se inicia el 5 de julio de 1901 figura una petición del alcalde de La Laguna para que “fuerzas del Ejército escolten al Estandarte y le tributen las seis salvas que le corresponden”.
 
          La redacción de la petición se hacía cada año de forma similar, con pequeñas variantes. En 1906, el alcalde iniciaba el escrito así: “Para conmemorar el 410 aniversario de la incorporación de esta isla a la Corona de Castilla, y siguiendo costumbre nunca interrumpida, el Excmo. Ayuntamiento de mi presidencia saldrá en corporación conduciendo el Real Pendón de la Conquista de estas casas consistoriales”.
 
          El 6 de mayo de 1908, el alcalde Juan Ascanio Nieves elevó solicitud al rey para dar honores reales al Pendón, que le fueron concedidos el 10 de febrero de 1909, en los siguientes términos: “En atención a lo expuesto por el ministro de la Guerra, de acuerdo con el Consejo de Ministros y de conformidad con lo informado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Vengo en decretar lo siguiente: Artículo único. Se tributarán al Pendón de la ciudad de la Laguna (Canarias) cuando sea sacado procesionalmente por el Municipio de la misma, los honores que para los Infantes de España se hallan marcados en la Ordenanza general del Ejército. Dado en Palacio a diez de febrero de mil novecientos nueve. Alfonso XIII. El Ministro de la Guerra, Fernando Primo de Rivera” (AGM de Segovia, 2ª 3ª/ leg. 89).
 
          El 20 de septiembre de 1931, el ministro de la Guerra concedió autorización para que las fuerzas de la Batería de Montaña le rindiera los que le fueron concedidos por decreto de 10 de febrero de 1909 (AIMC, FHC, caja 465, exp. 2577).

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 En la visita que efectuó Alfonso XIII a Canarias en 1906, durante su estancia en La Laguna, el 27 de marzo, se hospedó en el palacio episcopal, donde se colocó el pendón real flanqueado por cuatro de las cinco banderas que custodiaba el museo catedralicio. Casi podemos asegurar que en el borde superior derecho figura añadido el antiguo pendón.
 
 Debido al constante uso en la segunda mitad del siglo XX se procedió a confeccionar uno nuevo, copia del anterior, que es el que se utiliza en las celebraciones. Este estandarte, aunque pretende ser una fiel reproducción adolece de errores en los colores utilizados en la heráldica, uno de ellos notable: las armas de Austria, “de gules una faja de plata”, están representadas por tres fajas: gules, oro y azur